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Internet nos ha cambiado la manera de entender la vida y, en consecuencia, nuestro día a día. Esto es un hecho innegable. Con la aparición de los smartphones, las tabletas y los portátiles, nuestra forma de comunicarnos con el mundo ha dado un giro de 180 grados. Ahora, en un momento en que ya estamos completamente adaptados a este nuevo contexto, la sociedad pide más. Y es en esta necesidad de evolución donde la domótica juega un papel determinante.
Desde un punto de vista funcional, cuando hablamos de domótica nos referimos a todas aquellas casas, popularmente conocidas como hogares digitales o Smart Home, que integran sistemas domóticos para automatizar diferentes acciones domésticas que se realizan de forma cotidiana. Dicho de otro modo, la domótica permite controlar muchos elementos de una casa de forma automática, ya sea con hilo (cable, fibra óptica ...) o bien sin (Wi-Fi o Bluetooth). Así, gracias a la domótica doméstica, cualquier inquilino de una casa domótica o smart hombre, aunque no está presente físicamente, puede realizar infinidad de acciones domésticas: abrir y cerrar puertas, subir y bajar persianas, encender y apagar luces, regular la calefacción, activar y desactivar electrodomésticos ... Aquí es donde el concepto 'Smart Home' tiene su razón de ser, justo en el momento en que una casa convencional se convierte, justamente, en una casa inteligente: un entorno totalmente habilidad para ser controlado tan in situ como a kilómetros de distancia.
Independientemente de la automatización de tareas y de la capacidad de controlar equipamientos de forma remota, que son los dos grandes ventajas de una 'Smart Home', los sistemas domóticos presentan muchos otros beneficios en materia de seguridad, ahorro energético y confort.
Por norma general, las casas domóticas suelen ser mucho más seguras que las casas convencionales. En gran parte, la mejora en seguridad se consigue a partir de la instalación de sistemas de alarmas inalámbricas, que pueden llegar a funcionar, incluso, en los casos en que el ladrón corta la línea telefónica. Además, gracias a la instalación de cámaras y sensores de movimiento, el inquilino puede controlar, a través de sus dispositivos (tablets, smartphones, ordenadores ...), todo lo que sucede en su casa a tiempo real.
Las 'Smart Homes' son hogares inteligentes no sólo por todas las acciones que permiten hacer de forma automática, sino también para la optimización energética que hacen de estas. En este sentido, los sistemas inteligentes de control centralizado del inmueble garantizan una gestión eficaz de los sistemas de climatización, calefacción e iluminación, optimizando de esta manera el consumo energético. Así, pequeñas acciones como activar los electrodomésticos en horario de tarifa nocturna o regular la calefacción o la intensidad de la luz antes de llegar al hogar, hacen de una casa domótica un espacio inteligente, pero también un entorno eficiente desde un punto de vista medioambiental.
Sin duda, una casa domótica ofrece un grado de confort difícilmente comparable con el de una casa convencional. El hecho de poder gobernar toda la vivienda desde un único punto de control y, además, de forma remota, sin necesidad de estar presente, hace el día a día del inquilino de una casa domótica muy más fácil y cómodo. Poder ver qué comida tienes en la nevera sin necesidad de abrirla, ambientar tu hogar con la música que más se ajusta a tu estado de ánimo, abrir la puerta del garaje mientras estás bajando por las escaleras .... con las casas domóticas, la comodidad y el confort se pone al servicio del usuario.
En definitiva, la domótica permite hacer posible lo que hace unos años parecía impensable. Y tú, ¿estás listo para el cambio?
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